Survival Zombie 26# Edición. Madridejos (Toledo). 11 de Julio
Mes de Julio, Toledo. Calor infernal en el pueblo de Madridejos, noche del sábado 11, una multitud de personas se ven atraídas hacia la plaza del pueblo, debido a una series de muertes sospechosas.
Mi curiosidad innata me lleva directamente hacia los hechos para averiguar lo ocurrido.
Escena Inicial |
Tres cuerpos yacen cubiertos por sábanas sobre el escenario frente al ayuntamiento.
Soldados de WRG, armados hasta los dientes, impiden que nadie se acerque.
La multitud se impacienta, expectante a lo que pueda pasar.
Supervivientes expertos, inexpertos, todos dispuestos a correr en un momento dado, mezclados con lugareños, gente de paso, se concentran cada vez más y más, aumentando el peligro de caos, ese caos que se llegua a desatar cuando la tormenta se avecina, pudiendo explotar en nuestras narices.
Un grupo de hombres de la ley, 2 detectives y una doctora, intervenían entre la gente, seleccionando sujetos al azar, para someterles a inspecciones médicas rutinarias, según ellos.
Desde luego, todavía no había ocurrido nada especial, pero la tensión se respiraba en el ambiente.
A continuación os dejo un pequeño vídeo, que muestra visualmente mis palabras.
SZ 26# Edición. Inspección Médica.
Cuando empezó lo realmente importante, la explicación de esas misteriosas muertes, la gente incrédula al peligro que estaban a punto de experimentar, se rieron y mofaron de la situación, pero todo cambió cuando, en medio de la exposición de los hechos, una voz misteriosa de mujer, se apoderó del audio, nos advirtió que todos acabaríamos muertos esa misma noche, y que esos seres que los dábamos por fallecidos, habían vuelto desde el mismo averno para acabar con nosotros. La gente ya no se reía, sorprendidos, asustados, empezamos a correr sin rumbo, para empezar a buscar a la sospechosa, culpable de aquel infierno que desató, sólo entregándola a las autoridades, podríamos salir con vida de allí.
SZ 26# Edición. Escena Inicial.
Mi compañero David y yo, no sabíamos qué hacer, por donde empezar a buscar. Es importante tener un punto de inicio, que te marque una ruta, para no perder el tiempo vagando de un lado al otro del pueblo, con esas criaturas sueltas por sus calles.
Había un punto de partida cerca de allí, en el mismo centro, pero todos se dirigían hacia ese mismo lugar, y con tanta gente intentando acceder a esa prueba, era más que evidente, que los zombies se sentirían atraídos hacia tanta aglomeración de cerebros humanos, así que desistimos de intentarlo, y nos dirigimos hacia las afueras del pueblo, donde escuchamos, que había movimiento en un parque cerca del check in.
Prueba 1 |
Mientras todos se dirigían al centro del pueblo, nosotros íbamos en dirección opuesta, era demasiado pronto para que la infección se hubiese extendido, por lo que a penas encontramos peligro durante el recorrido.
Esas calles solitarias dejaron de estarlas según nos íbamos acercando al parque, un Zeta bordeaba el perímetro, espantando a todo aquel que se acercaba lo suficiente para querer acceder en su interior, idea que no parecía tan buena al averiguar que dentro, los zombies parecían vagar a sus anchas, 8 o 10 Zombies pude contar, así a groso modo.
De repente una chica empezó a gritar y a llorar, me acerqué a ella, Cristina me dijo que se llamaba, me pidió ayuda, me suplicó que me adentrara en ese parque infecto de criaturas, para encontrar a su amiga Alba, hacía mucho que no sabía de ella, y no se atrevía a volver a las entrañas de ese parque maldito.
Me advirtió que tendría que llegar hasta el final del recinto, que anduviese despacio pero con cautela, que un movimiento en falso les haría reaccionar.
Localicé a mi compañero de aventura y nos adentramos en el mismo infierno, yo empecé a caminar por el centro del camino de tierra, dirigiéndome justo entre medias de esos seres, con pasos cortos y esquivos, silenciosos pero realmente angustiosos, pues a penas estaban a un par de metros de mi persona, a punto estuve un par de veces de echar a correr, menos mal que contuve la respiración y continué avanzando, sin prisa pero sin pausa. David eligió una ruta entre los árboles, escondiéndose entre arbusto y arbusto, parecía seguro, pero demasiado ruidoso para el oído zombie, ruido de hojas secas y ramas partidas al ser pisadas, alertaron a los Zetas de la ubicación de mi compañero, de repente 5 zombies le rodeaban, y con una gran zancada salió de entre los arbustos y se apresuró a entrar en un círculo de protección donde se encontraba Alba. Momento de distracción zombídica que yo aproveché para acelerar mis pasos y llegar al mismo lugar, zona segura, al menos durante algunos minutos.
Allí se encontraba Alba, mal herida, con un mordisco muy feo en el brazo, nos dijo que para ella no había salvación, que le dijéramos a Cristina que siguiera adelante, nos selló el mapa, nos indicó la ubicación de otra amiga suya, Sandra, y nos dijo que habláramos con ella, que últimamente se había intentado suicidar cortándose las venas, y que la dijéramos que lo sentía mucho, que una noche de borrachera se acabó liando con su novio. A lo que yo pensé, ¡venga ya! Quiere que le digamos a una suicida que su amiga se ha liado con su novio, ¡y qué más! O se acaba matando de una vez por todas, o lo que es peor, acaba matando al mensajero, en este caso, nosotros. Así que teníamos todo el camino, para pensar cómo abordar la situación, pero lo primordial era salir de allí lo antes posible, pues Alba era cada vez menos humana, y sus palabras eran más similares a los sonidos incongruentes de esos seres que seguían esperando a que saliéramos de nuestra zona segura, zona que dejó de ser segura cuando Alba con voz de ultratumba gritó ¡corred!
Y de nuevo tuvimos que atravesar ese infernal parque, pero por suerte para nosotros, varios grupos estaban intentando llegar hasta nuestra posición, con tanto barullo, está vez nos resultó mucho más fácil llegar hasta la entrada, donde nos encontramos con Cristina y le contamos lo ocurrido.
Prueba 2 |
Un muro rodeaba la plaza, y al girar la esquina un zeta se topó de frente con mi cara de sorpresa, menos mal que mis vivos reflejos estuvieron más rápidos que los suyos, me di media vuelta y salí pitando doblando de nuevo la esquina, subiendo unas escalerillas de dos en dos peldaños, y acabé frente a Sandra, a la que reconocí por ver cómo se apuntaba con una pistola a la cabeza.
Yo me la esperaba con algún cuchillo para lastimarse, algo que sólo le hiciera mal a ella, si no te acercabas demasiado, pero adiós mi plan de soltarla la bomba y retroceder un par de pasos por si decidía atacarme.
Así que de perdidos al río, acercamiento verbal, palmadita en la espalda, palabras de ánimo, para reconfortarla, y una vez cogido confianza con ella, le comuniqué la pérdida de su amiga Alba, al menos como ser humano, a lo que ella reaccionó poniéndose la pistola en la cabeza de nuevo, diciendo que ya no había nada por lo que seguir viviendo, pero le dije que tenía un mensaje de su parte, un mensaje de arrepentimiento, y le solté la bomba, realmente se enfureció, como era de esperar, no sabía si dispararía, pero la frene diciéndola que toda esa rabia la podía emplear para buscarla y vengarse, y mientras por el camino, acabar con más seres putrefactos de esos. No sé si la convencí, pero el ofrecerla una alternativa al suicidio pareció tranquilizarla.
Me indicó un lugar en el mapa dónde encontrar a su amiga Patricia, quizás ella podría ayudarla.
Me levanté y me puse en marcha. Vi a David hablando con el agente García y me uní a la conversación para ver si me enteraba de algo más, pero fue más bien al contrario, ellos buscaban la información que nosotros pudiésemos ofrecerles, le comunicamos lo poco que sabíamos y continuamos nuestro camino.
Prueba 3 |
Un grupo cada vez más numeroso de supervivientes nos íbamos aglomerando en las inmediaciones a la plaza, buscando alguna estrategia para distraerlos y poder llegar al pozo. Creo que sin duda alguna, esa fue la prueba de más difícil acceso, que encontré. Media hora de reloj pasó, hasta que pude encontrar un hueco viable por donde colarse entre supervivientes, gente paseando, y Zombies pululando. En cuanto me encontré junto a Patricia, nos pusimos al día, yo le conté lo de sus amigas y ella me dijo que el pasado ya le daba igual, que no le importaba lo que le sucediese a aquel picha brava, que sólo quería dinero para poder sacar adelante a su futuro hijo, tras una larga conversación y algo de dinero, convencimos a Patricia para que soltase a su amante, a condición de que se hiciera responsable de sus actos. A cambio, nos selló el mapa y nos indicó, que había un grupo de rebeldes, escondidos no muy lejos de allí, quizás si los encontrábamos, nos podrían ayudar con nuestra misión de dar con la voz femenina y misteriosa, responsable de aquella situación infernal.
Prueba 4 |
Si alguien más sobrevivió a la experiencia, seguramente se encontró por el camino al Zombie de naranja, y sabe lo difícil que resultaba esquivarlo, yo me encontraba escondida tras un árbol, esperando a que pasara de largo, sabía que no me había visto, pero como si olisquease mi temor a ser descubierta cada vez se encontraba más cerca de mi posición, lo bueno de ir en equipo, es que justo en estos instantes de peligro, es donde una mano amiga, puede salvarte la vida. David escondido detrás de un coche un poco más adelante de mi posición, hizo algo de ruido sin desvelar su escondite, lo justo para desviar su atención y alejarlo de mi cada vez menos seguro elemento de bloqueo visual.
Una vez esquivando el peligro, avanzamos con cuidado, dejando a aquel ser que siguiese buscando, hasta que otro grupo de humanos llamara de nuevo su atención.
De repente un par de soldados de la resistencia nos sorprendieron tras un callejón, nos dijeron que estaban montando una barricada, y que necesitaban ayuda para mover unos contenedores, el problema surgió cuando tras moverlos, un par de seres despertaron de su letargada posición, atrapados entre los contenedores, esa barricada no parecía que fuese a ser muy eficiente, nos sellaron y nos indicaron otro lugar en el mapa dónde encontrar a otros compañeros suyos, para que fuesen a ayudarlos.
Como pudimos, nos zafamos de los Zetas que no pararon de perseguirnos hasta estar bien alejados de aquel callejón.
Una vez esquivando el peligro, avanzamos con cuidado, dejando a aquel ser que siguiese buscando, hasta que otro grupo de humanos llamara de nuevo su atención.
De repente un par de soldados de la resistencia nos sorprendieron tras un callejón, nos dijeron que estaban montando una barricada, y que necesitaban ayuda para mover unos contenedores, el problema surgió cuando tras moverlos, un par de seres despertaron de su letargada posición, atrapados entre los contenedores, esa barricada no parecía que fuese a ser muy eficiente, nos sellaron y nos indicaron otro lugar en el mapa dónde encontrar a otros compañeros suyos, para que fuesen a ayudarlos.
Como pudimos, nos zafamos de los Zetas que no pararon de perseguirnos hasta estar bien alejados de aquel callejón.
Prueba 5 |
Ciervo, nos dijo que se llamaba. Le contamos lo ocurrido con sus compañeros de la barricada, pero nos comunicó que se las tendrían que apañar ellos solitos, pues la situación no paraba de empeorar por momentos, cada vez más zombies se apoderaban de las calles, y el número de supervivientes que les combatían no paraba de menguar.
Una compañera suya, Jojo, había quedado atrapada en el interior de la estación de autobuses, sin suministros, si le ayudábamos a llevarle una garrafa de agua, ella quizás nos ayudaría a nosotros. Asomándonos por encima del muro, esperando el momento en que ningún ser nos impidiera salir de allí, echamos a correr con la garrafa a cuestas, con la mala suerte de que un Zeta nos vio salir y empezó a perseguirnos. Yo pude esquivarlo fácilmente porque, el objetivo de aquella criatura fue mi compañero David, portador de la pesada garrafa, nos separamos y no sabía si había conseguido escaparse, gracias a los walkis, después de unos eternos minutos, escuché la voz de David, por el auricular, ¡qué alegría! seguía con vida, nos reunimos y nos dirigimos hacia la estación de autobuses.
Tuvimos que bordearla y entrar por la parte de atrás para poder esquivar a la pequeña horda de zombies que vimos acercarse por un lateral de la plaza.
Una vez a salvo en el interior, Jojo nos agradeció aquel suministro de agua, revelándonos la posición de Charly, el jefe Alfa de la resistencia.
De nuevo partimos en busca de otra pieza más, para resolver la forma de poder salir de Madridejos con vida.
Prueba 6 |
El jefe Alfa nos comunicó que había un desertor, Omega, él poseía un código para activar una bomba, que se usaría como último recurso, para hacer volar el pueblo por los aires y eliminar así todo factor de riesgo, humano y no humano, ¡hay que ver qué drásticos son estos militares rebeldes!
El caso es que ese código cambiaba cada hora, y faltaba 40 minutos para el cambio horario, así que aquella misión se convirtió en una misión exprés.
El recorrido de ida, aunque nos equivocamos de calle, y fuimos por el trecho largo, tuvimos la ventaja de no encontrar ningún ser de esos que nos suelen fastidiar la enorme caminata, que se empeñan en que recorramos en cada prueba a realizar.
Omega se encontraba sentado en unos columpios, con un fusil entre sus manos, y una zombie bailarina, que no tenía intención de abandonar aquel lugar.
De repente un par de chavalitos aparecieron por allí, ingenuos ante la posibilidad de que aquel ser de frágil aspecto, no fuera capaz de alcanzarlos, cometieron el fatídico error de provocarle. Momento que aprovechamos para situarnos frente a Omega. Realmente estaba tocado psicológicamente, dijo mogollón de palabras sobre la resistencia, y ninguna era algo bonito. No había forma de persuadirlo para que nos revelase el código, lo único que funcionó fue prometerle que usaríamos el código, para hacer detonar la bomba y acabar con la resistencia.
Justo antes de escapar, me fijé en un vehículo de WRG, me acerqué para mirar en su interior, pero el soldado me apuntó con el arma y la Zombie bailarina apareció justo cuando el soldado me encañonaba con su fusil, me tocó salir corriendo, menos mal que aquel chiflado no hacía asco a soltar un buen disparo, y la bailarina acabó abatida.
¡Toca correr!
SZ 26 Bailarina Zombie
Charly nos comunicó, que él se encargaría de activar la bomba si fuese necesario, pero que siguiésemos investigando la manera de salir de allí con vida. Nos selló el mapa y nos dijo un lugar donde acudir.
Prueba 7 |
Así era el lugar donde teníamos que acceder, un colegio plagado de todo tipo de criaturas, neutrales (gente ajena al juego), potencialmente infectados (grupo en el que nos encontramos los supervivientes) y no muertos (grupo que no necesita presentación, ¿verdad?)
Un Zeta descamisado, me las hizo pasar extremadamente mal, persiguiendome, incluso cuando conseguí doblar la esquina y esconderme en un soportal que me salvó la vida, pues esperé a que pasara de largo, sin darse cuenta de mi desaparición repentina, sin embargo salí demasiado pronto de mi escondrijo, el Zeta se giró y emprendió su empeño en atraparme. Mi compañero oculto no sé dónde, me habló por el walki, me observaba, me dijo ¡corre, corre! y en la siguiente calle que puedas ¡gira!, que viene una horda justo de frente tuya. Acorralada pensé que había llegado mi hora, pero por suerte, esa pequeña calle en la que giré, desembocó en una calle principal, donde paseaban muchas personas y pude ocultarme entre la gente, aminorando mi paso para no desentonar, cómo si los zombies no fueran conmigo. Una mezcla de suerte, habilidad para maniobrar rápidamente y agudeza mental para reaccionar ante una posible solución improvisada, fueron la fórmula para salvarme de una muerte segura. David y yo nos reunimos de nuevo y conseguimos entrar en el colegio.
Dentro, una becaria con una bata blanca, nos dijo que en el interior de un aula, un paciente ensangrentado, poseía una valiosa información que debíamos sonsacarle a su perturbadora y atormentada mente.
A oscuras en un rincón, como un niño asustado, acurrucado en el suelo, me encontré a aquel hombre, con las manos en la cabeza tapándose los oídos y silbando una canción. Cada vez que intentaba acercarme a él con palabras, cambiaba de posición y vuelta a empezar. Decidí acompañar sus silbidos musicales con los míos, eso parecía tranquilizarle, el problema es que a mí no se me da muy bien silbar, por lo que a base de fiu, fiu y turú, turú, conseguí tararear la melodía que salía del silbido de sus labios.
A oscuras en un rincón, como un niño asustado, acurrucado en el suelo, me encontré a aquel hombre, con las manos en la cabeza tapándose los oídos y silbando una canción. Cada vez que intentaba acercarme a él con palabras, cambiaba de posición y vuelta a empezar. Decidí acompañar sus silbidos musicales con los míos, eso parecía tranquilizarle, el problema es que a mí no se me da muy bien silbar, por lo que a base de fiu, fiu y turú, turú, conseguí tararear la melodía que salía del silbido de sus labios.
SZ 26# Edición.
Prueba del silbido.
Tras ganarme su confianza, me llevó a un baño, y dijo que buscase. Unas palabras se encontraban ocultas en el lateral de una bañera, "Ella nos pincha, ella nos ata, ella nos pega y nos maltrata, odio tanto su peo como su bata", las apunté y sin alterarlo demasiado, porque aunque más apaciguado, seguía dando mucho miedito, salí de aquel aula y le entregué la información a la becaria.
Nos selló y nos indicó dónde podíamos encontrar a la doctora, responsable de todas esas atrocidades que había provocado a sus pacientes.
Prueba 8 |
Cuando al fin llegamos junto a la doctora, nos dijo, que ella ya no era así, que había cambiado, sabía que había hecho mucho mal, pero que estaba dispuesta a enmendar sus errores, ayudando a todo aquel que la necesitase.
De hecho, una mujer mal herida, yacía en el suelo, quejándose de dolor. La doctora nos pidió que nos acercásemos a ella y la convenciésemos para que se dejase evaluar por ella.
Yo me acerqué, hablé con ella, pues ya me había convertido en una experta en cuestiones sentimentales, negociando las informaciones relevantes, esa mujer me dijo que tenía frío y le puse mi chaqueta por encima, después de un rato conversando, me dejó que le echara un vistazo a su brazo, del que tanto se quejaba, y observamos que tenía una gran herida, parecía un mordisco infectado, y en ese momento la dejamos en mano de la doctora. Ésta nos dijo, que tenía que ir con el agente Carrasco a determinar una muerte en el Campo de Fútbol del pueblo, pero que no podía ir y abandonar a esa mujer a su suerte, que fuésemos nosotros de su parte y se lo comunicarnos al inspector.
Así que nos selló y emprendimos nuestro camino nuevamente.
Prueba 9 |
Esa distracción, nos facilitó el acceso al recinto que buscábamos.
Cuando entramos al campo de fútbol, el detective Carrasco se enfadó por no traer a la doctora con nosotros, pero al final nos ofrecimos a reconocer el cadáver, y se tranquilizó. Nos dijo que buscásemos alguna marca identificativa para poder averiguar de quién se trataba. Él nos esperaría en su mesa de trabajo, pero que si ocurría algo, ya podíamos correr, porque su arma ya no tenía munición.
El campo, estaba totalmente a oscuras, y sin poder usar nuestras linternas, no sabíamos por donde empezar a buscar, sin embargo un destello brilló al fondo del campo, según nos acercamos vislumbramos un bulto, algo tapado con una manta térmica, de esas que parecen hechas con papel de aluminio, inspeccionamos el cadáver en busca de alguna señal identificativa, y encontramos un tatuaje en uno de sus brazos, pero justo en ese momento, el cadáver gruñó, se incorporó y del susto, casi nos caemos de espaldas, de nuevo un sprint, ¡pies para qué os quiero!, y a correr se ha dicho. David me sacaba una considerable ventaja. Mis virtudes, no son exactamente las carreras de larga distancia, y quedaba un buen trecho para poder alcanzar la puerta de entrada, sacando aliento de no sé dónde, sprinté entre la oscuridad y sin tropezar, ya que suele ser algo común en mi patosa forma de correr. Al llegar con el Zeta pisándome los talones, y que gracias a que no era un súper corredor, no logró alcanzarme, descubrí que ni David, ni el agente Carrasco se encontraban allí, la puerta estaba cerrada, y el zombie me acorraló detrás de la mesa del detective, otro gruñido escuché acercase por el campo de fútbol, David me comunicó a través del auricular del walki, que rodeara la mesa y fuera hacia la puerta, que él estaba al otro lado esperando para abrirla y cerrarla inmediatamente después de que yo la atravesase. En una maniobra que yo denominaría de misión imposible, conseguí zafarme de uno e inmediatamente después de otro zombie, que por décimas de segundo, no consiguieron atraparme.
Le dijimos al detective lo del tatuaje del cadáver, bueno del reciente Zombie. Nos dijo que ese tatuaje pertenecía a un compañero suyo, que teníamos que ir en busca del agente García y comunicarle lo sucedido. Nos selló el mapa y nos dijo que éste se encontraría en la ludoteca del pueblo, sin más indicaciones, nos pusimos en su busca.
Menos mal que encontramos una pareja muy amable y nos indicaron el lugar que andábamos buscando, no se encontraba muy lejos de allí, pero ápices de luz asomaban entre los árboles del final de la calle, señal de que se acercaba el final de la aventura, por lo que debíamos apresurarnos.
Al llegar, descubrimos a un grupo de 5 personas que habían llegado los primeros, justo antes que nosotros, por lo que se convertían automáticamente en los vencedores de esta edición.
Les felicitamos y me llevé una fotografía que me hice con ellos para el recuerdo.
Les dejamos saboreando su victoria y nos metimos en busca del agente García, para que nos explicara la misión que teníamos que realizar. Nosotros seríamos los últimos en realizar esa gran hazaña.
Nos explicó que habían localizado a Ágata, hija de un millonario empresario, causante de todo aquel embrollo desatado en la localidad de Madridejos. Nuestra labor era entrar en la ludoteca, matar a toda criatura que nos encontrásemos por el camino, con unas armas de soft combat que nos habían entregado, encontrar a Ágata y sacarla de allí como fuese.
El camino estaba lleno de obstáculos y repletos de esos seres, que iban saliendo poco a poco de las aulas, según atravesabamos un oscuro pasillo.
¡Zas! ¡Pom! ¡Trasca! De uno en uno, o de tres en tres, fuimos abatiéndolos hasta dar con esa desequilibrada mujer, que esperaba tranquilamente, tumbada en un sofá, cómo si no fuese con ella todo lo que estaba pasando a su alrededor. Con la mirada oscura y el brillo de sus pupilas amarillas, parecía que nos fuese a fulminar mediante un rayo proveniente de sus ojos. Intentamos convencerla por activa y por pasiva de que nos acompañase al exterior y arreglar lo que había provocado, pero no había manera de que entrase en razón. De nuevo esos alaridos que desgarraban nuestros oídos, se escuchaban al otro lado de la puerta, sin esperar un minuto más, la cogimos por los brazos y la sacamos a la fuerza, con una mano la agarrábamos y con la otra íbamos golpeando a los zombies que se nos cruzaban, al final, misión cumplida y Ágata fue entregada al detective García.
Nos dirigimos hacia el check in, lugar donde se celebraría la escena final y pudimos ver cómo los ganadores trajeron a Ágata en el hummer acompañados de soldados de WRG. Según bajaron del vehículo, una horda de zombies se dirigieron hacia ellos, pero los soldados no dudaron en aniquilarlos rápidamente, atravesando por encima de esos cuerpos que yacían en el suelo avanzaron hasta el interior del recinto, donde los ganadores recibieron su recompensa.
Al llegar, descubrimos a un grupo de 5 personas que habían llegado los primeros, justo antes que nosotros, por lo que se convertían automáticamente en los vencedores de esta edición.
Les felicitamos y me llevé una fotografía que me hice con ellos para el recuerdo.
Les dejamos saboreando su victoria y nos metimos en busca del agente García, para que nos explicara la misión que teníamos que realizar. Nosotros seríamos los últimos en realizar esa gran hazaña.
Nos explicó que habían localizado a Ágata, hija de un millonario empresario, causante de todo aquel embrollo desatado en la localidad de Madridejos. Nuestra labor era entrar en la ludoteca, matar a toda criatura que nos encontrásemos por el camino, con unas armas de soft combat que nos habían entregado, encontrar a Ágata y sacarla de allí como fuese.
El camino estaba lleno de obstáculos y repletos de esos seres, que iban saliendo poco a poco de las aulas, según atravesabamos un oscuro pasillo.
¡Zas! ¡Pom! ¡Trasca! De uno en uno, o de tres en tres, fuimos abatiéndolos hasta dar con esa desequilibrada mujer, que esperaba tranquilamente, tumbada en un sofá, cómo si no fuese con ella todo lo que estaba pasando a su alrededor. Con la mirada oscura y el brillo de sus pupilas amarillas, parecía que nos fuese a fulminar mediante un rayo proveniente de sus ojos. Intentamos convencerla por activa y por pasiva de que nos acompañase al exterior y arreglar lo que había provocado, pero no había manera de que entrase en razón. De nuevo esos alaridos que desgarraban nuestros oídos, se escuchaban al otro lado de la puerta, sin esperar un minuto más, la cogimos por los brazos y la sacamos a la fuerza, con una mano la agarrábamos y con la otra íbamos golpeando a los zombies que se nos cruzaban, al final, misión cumplida y Ágata fue entregada al detective García.
Nos dirigimos hacia el check in, lugar donde se celebraría la escena final y pudimos ver cómo los ganadores trajeron a Ágata en el hummer acompañados de soldados de WRG. Según bajaron del vehículo, una horda de zombies se dirigieron hacia ellos, pero los soldados no dudaron en aniquilarlos rápidamente, atravesando por encima de esos cuerpos que yacían en el suelo avanzaron hasta el interior del recinto, donde los ganadores recibieron su recompensa.
Vídeo de la escena Final
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Y.L.L.
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