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martes, 2 de diciembre de 2014

¿Existen los unicornios?

Si no entiendes una palabra búscala más abajo, en el diccionario para peques

¿Existen los unicornios?



Seguramente, alguna vez, os habéis sentido diferente.
Laura era una jovencita muy especial, de gran corazón, que convivía con una manada de caballos salvajes.
Los observaba todos los días, correr libres por la llanura. Envidiaba ver familias enteras felices.
Ella no conoció a sus padres, fue adoptada, y aunque la criaron como una más de la manada, no se sentía cómoda con su familia adoptiva.
Laura era diferente y todos lo sabían.
Era de un color blanco brillante, con las crines largas y relucientes, probablemente el caballo más hermoso que hayan visto, si no fuera por una peculiaridad, esa particularidad que le hacía tan especial, única en su especie, tenía un cuerno en mitad de la frente que le hacía diferente, sí, única y especial, pero motivo de rechazo y alejamiento por parte de la manada, sobre todo de los más jóvenes, que por temer lo que no conocen, su reacciones eran de burla y sarcasmo hacia Laura.


¡Pobre Laura! Ella sólo quería ser una más, como los demás, pero no la dejaban demostrarlo, siempre había alguien que se empeñaba en recordarle que no era exactamente igual que ellos.
Y menos mal, que no era igual a ninguno de los presentes, sin duda, era la más inteligente, con el corazón más noble, más veloz que sus compañeros, y siempre, siempre, pensaba positivamente. Laura sabía que era afortunada de ser así, aunque nadie más, se diera cuenta de ello.


Un día, paseando entre los suyos, escuchó a un pequeño potrillo que le preguntaba a su mamá:
- ¡mamá, mamá! ¿por qué Laura tiene un cuerno en la cabeza?
y la madre respondió, - porque es un unicornio.
- ¡mamá, mamá! ¿y por qué Laura es la única que tiene un cuerno en la cabeza?
-Porque los unicornios ya no existen hijo. Y la madre aceleró el paso, para que el potro intentara alcanzarla.

Laura perpleja, se quedó pensando ¿Existen los unicornios?, bueno sí, ella era uno, pero, ¿habría más como ella, allá afuera?, ¿lejos del valle? ¿quizás al otro lado de las montañas? A partir de ese momento, empezó a imaginar a otros unicornios, ¡sí, seguro! había más cómo ella o similares a ella, en algún lugar, sólo tenía que salir a buscarlos. Pero todavía era muy joven para emprender un camino tan largo. 

Pasaron los años y Laura se hizo adulta. 
Ya estaba preparada, su mayor ilusión era encontrar a otro unicornio.
Se despidió de su familia adoptiva, de su manada, amigos que la querían y la apreciaban. Con los años, Laura con su forma de ser, conquistó los corazones de cada caballo que conocía, las burlas de antaño, quedaron atrás, convertidas ahora en elogios y caricias. 
Era triste separarse de sus seres queridos, pero era necesario para poder encontrar su propio camino, camino a lo desconocido, a la verdad, a una vida nueva, a su futuro.
Laura caminó y caminó, pasaron los días, los meses y los años, atravesó, valles, montañas, ríos, bosques y ciudades, ¡quizás alguno de vosotros la ha visto galopando alguna vez!, ¡quizás alguien le ha visto beber agua en un arroyo!, o incluso ocultarse entre los árboles, por miedo a ser cazada por otro ser que ansíe tener la cabeza de un animal exótico en la pared de su casa. Pero por mucho que viajó en busca de otros unicornios, no los encontró. ¿Quizás ella era la última de su especie? ¿Quizás los demás tenían razón y ya no existían los unicornios? Laura se paró a descansar y ocurrió algo extraordinario... 


Otro unicornio se paró a descansar justo al lado de donde se había tumbado ella.

- Hola, me llamo Carlos ¿y tú?
- Laura. 
Y se produjo un silencio, unos minutos de tranquilidad, donde ambos unicornios se miraron, conectaron, y parecían comunicarse con los pensamientos.
No se lo podían creer, los dos unicornios llevaban tiempo buscando, más seres cómo ellos, y cuando dejaron de buscar, se encontraron por casualidad.
Se pasaron toda la noche hablando, conociéndose, explicando sus viajes por el mundo.
Se hicieron amigos, y con el tiempo, esa amistad se convirtió en cariño, formaron una familia, el amor fraternal e incondicional, crecía cada día, y vivieron felices.


Educaron a su hijo, como un ser único y especial que era, viajando por el mundo en busca de más unicornios, dejando que él mismo descubriera su propio camino, aprendiendo los valores de la vida.
Sí alguna vez veis un unicornio triste y solitario, acercaos con cautela, para no asustarlo, y decirle que no se rinda, que siga buscando, que hay más seres cómo él, únicos y especiales, que desean ser encontrados.




FIN


Diccionario para peques:

crines - pelo del caballo
peculiaridad - algo diferente
sarcasmo = ironía - decir lo contrario de lo que es, con tono de burla.
corazón más noble -  persona buena, ser bondadoso.
potrillo - el hijo de los caballos
similares - parecidos
antaño - antiguo
que ansíe tener - que desee tener, que quiera tener
amor fraternal - amor entre padres e hijos
incondicional - sin condiciones, sin que te obliguen, porque tú lo quieres
con cautela - con cuidado



Y.L.L.
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    2 comentarios:

    1. Yo vi un unicornio una vez...
      Al día siguiente tuve una resaca del compon...
      Un cuento muy tierno...chulo chulo

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    2. Yo aveces me siento un poco unicornio, desde luego soy única y especial.
      Enhorabuena por tus cuentos Yolanda, a mi hija les encantan, el problema es que ahora quiere un unicornio por Navidad.

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