Mi primer coche

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Mi primer coche

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Allá por los años 90, muy a finales de los 90.

Yo acababa de cumplir mis 18 añitos, y soñaba con tener un coche descapotable.

Mi Padre, muy buen hombre, que se preoucupa por el bien estar de sus hijos, me dijo, que si me sacaba el carnet de conducir a la primera, me compraría el coche que yo quisiera.

Yo cumplí mi parte del trato y él cumplió la parte del suyo, aunque un poco a su manera.

Yo le dije papá, quiero un descapotable nuevecito, y él echo un energúmeno me dijo;

- Tú estás loca, ¿tú te crees que yo soy el Banco de España?

Te voy a comprar uno de segunda mano, así que elige.

Y yo -Bien, me parece bien, un descapotable de segunda mano es perfecto.

Mi padre: Pero qué te acabo de decir, ¡¡¡qué yo no soy el banco de España!!!

Mira, sabes lo que te digo, que ya te compro yo, el coche que yo quiera.

y yo - bueno vale, pero que sea bueno, y fácil de manejar, así pequeñito tipo mini, para moverlo por la ciudad.

Mi padre haciendo aspavientos, dio por zanjada la conversación, en realidad, nunca entendí por qué se enojaba tanto, por indicarle que mi prioridad de coche, no tuviese nada que ver, con lo que él tenía en mente, y que supuestamente era bueno para mí.

En fin, a la semana apareció en mi casa, diciendo que me había comprado un coche, que tenía de todo lo que yo necesitaba, ideal para mí, yo toda ilusionada, le iba preguntando por el camino al coche, para hacerme a la idea antes de verlo realmente.

Yo le decía:

- Papá ¿tiene cierre centralizado?

Mi padre: No de eso no tiene, pero desde el centro del coche, llegas perfectamente para bajar todas y cada una de las pestañas de cierre.

Y yo: ah! Bueno pero aire acondicionado sí que tiene, ¿verdad? 

Y mi padre: pues no, pero tampoco te hace falta, bajas la ventanilla y listo.

Y yo: vale, por lo menos, unos frenos ABS sí ¿no? .

Mi padre, ya mirándome raro: vamos a ver, tú lo que tienes que hacer es no correr mucho, y así no usas tanto el freno.

Y yo: Papá, dime que tiene dirección asistida.

y mi padre: pues tampoco, pero con lo que cuesta bajar la ventanilla manualmente, ya verás cómo enseguida ejercitas los músculos del brazo, y te resulta más fácil manejarlo.

y yo pensando, fíjate, me ha salido graciosillo mi padre, en fin: vale Papá, creo que sé cuál es la gran sorpresa del coche, que tiene un equipazo de música de última generación, ¿a qué sí?

mi padre me miró como si le hablase en chino, y me dijo: Pues no, que la música te distrae para conducir.

Yo que ya no sabía por qué más preguntarle, le dije: pero... Se puede saber, ¡¡¡¿qué narices tiene el coche?!!!

y mi padre muy orgulloso me dijo: ¡pues tiene unos peazo de amortiguadores!

y yo me quedé pensando, ¡ah qué bien! Que mi coche tiene amortiguadores.

Entonces llegamos al coche y lo vi, jo ni si quiera era pequeñito para poderlo aparcar bien en los mini huecos del centro de la ciudad, pero en fin, tampoco me podía quejar, era un regalo, que costó 100.000 de las antiguas pesetas.

Así que, hasta que tuve dinero para comprarme un coche por mí misma, pasé mi juventud, viajando por toda España con mi renault 11, bien orgullosa.

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Y.L.L.

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